Detesto, sí, detesto, que provoques tantas líneas, realmente no te lo mereces
Sentada frente a esta pantalla luminosa, intento que mi mente divague un poco y lograr escribir algunas líneas que transmitan lo que siento, pero todo sigue blanco. Leí algunos escritos por ahí, de autoría desconocida, pensando que podría ayudar pero no, el intento de querer vomitar vocablos que, de alguna manera tengan algún sentido común, se me es imposible ahora.
Creo que estoy dentro de un trance que me inhibe tener un pensamiento claro; ahora mismo, como las últimas nuevas noches – sin ti – herví el agua para tomar dos tazas de té, vierto dicho líquido, el vapor me tapa los ojos, espero un momento y me doy con la sorpresa de que el filtrante es mate cocido ¿es que acaso es la forma de recordarte un poco? No importa, lo bebo.
Calamaro retumba en mi cabeza.. “si la casualidad nos vuelve a juntar 10 años después”… de pronto, una vez más entras a mi cabeza, cierro los ojos y tu rostro de media sonrisa está ahí, aquel rostro que guardo en mi memoria, porque es así como te quiero recordar, al igual que una frase que sigo recordando tanto tanto, “pata de pollo, pata de pollo, pata de pollo”, acompañada de un baile extraño. De pronto ya no estás, me pregunto si eres tú quien perturba mi cerebro en momentos como este…”Ese manicomio estaba lleno de problemas de fronteras” dice Calamaro.
Siento algo de escozor en los ojos, recuerdo que hace meses intento llorar, pero las lágrimas no salen, una presión en el pecho me trae de vuelta…” ¿Será que las cosas no vuelven al mismo lugar?”… Calamaro le pone el punto final a esto mientras que yo intento sacarte una vez más.