Hola :)

Escribir, acto tan necesario, abrumador, liberador y contenedor al mismo tiempo.

Tenía trece años, cuando la lectura me atrapó, esa que se disfrazó en forma de un libro que yacía en la biblioteca de mamá, uno que ella misma me había comprado pero que no le habíamos dado importancia, y se mantuvo bajo la polvareda como dos años.

No sé si fue un día de castigo o aburrimiento, pero recuerdo estar enojada, así que en mi nueva lógica de rebeldía y dar la contraria a todas las reglas estipuladas en casa en cuanto a mis estudios, tomé el libro, me senté en el piso, con la espalda recostada entre la pared y un mueble, me escondí detrás de una cortina blanca, y empecé a leer, leer y leer.

Y ahí empezó todo, justo en ese preciso instante. De pronto las matemáticas ya no eran parte de mí, en el proceso descubría un mundo en el que soñar era gratuito y divagar entre mis pensamientos se había convertido en un refugio. Y ya no solo era Harry Potter, sino también otros escritos, como los cuentos andinos propios de mi tierra, poesías de mujeres y mucho más.

Dos años después de aquella iniciación, esta persona, había descubierto que tenía intereses en la historia, en la política, en la injusticia, y lejos de circular por los pasillos de un colegio opresor, transitaba las calles del centro de Lima, visitando huequitos donde las lecturas de poesía eran el pan de cada día, y así, de a pocos, nació esas ganas de escribir, de explorar sus pensares, sentires, emociones y plasmarlas en un papel, en el celular, o simplemente en retazos de periódicos que encontraba por ahí.

Quince años después de esas primeras experiencias, aquí estamos, con esas mismas ganas de escribir y leer, con esas mismas ganas de divagar entre mis pensamientos y soñando en voz alta, pero esa inocencia que caracterizaba a la Urpi de quince años, ya no está. Con el devenir de los años junto a las experiencias y vivencias, hicieron que muchas cosas se rompan dentro de esa adolescente, pero de esas heridas, algunas mal cicatrizadas, brotaron otros sentires que hoy son parte de una Urpi de treinta años. Dicho todo esto, les doy la bienvenida a este espacio que espero sea más colectivo que propio.

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